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SEGUNDA PARTEFILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIAGENERALIDADESConcepto de filosofía medieval
Por el tiempo
. Atendiendo al tiempo podríamos simplemente decir quefilosofía medieval es aquel pensamiento filosófico de Occidente que llena elespacio tendido entre el final de la antigüedad, el fin del imperio romano deOccidente (476) y el apuntar de la llamada edad moderna, tomada desde lafecha de la caída de Constantinopla (1453) o desde el comienzo de la reformaprotestante (1517). Muchas veces se denomina filosofía medieval a la filosofíaescolástica. Pero la escolástica propiamente dicha no comienza a dibujarsehasta el siglo IX; lo que precede puede considerarse como período de lentapreparación de la filosofía escolástica a través del pensamiento de los padresde la Iglesia. Por ello dividimos la filosofía de la edad media en dos grandessecciones, filosofía patrística y filosofía escolástica.
Por el contenido
. Si se quiere caracterizar la filosofía medieval más desdedentro, atendiendo a su esencial fisonomía espiritual, se la puede designar como aquel pensamiento filosófico del Occidente que desde san Agustín, peroespecialmente desde san Anselmo de Cantorbery sigue el lema: «Intellige utcredas; crede ut intelligas», entiende para que puedas creer, cree para quepuedas entender (san Agustín,
Sermo
43, c. 7, n. 9; P. L. 38, 258). Laexpresión implica, una unidad y mutua exigencia de ciencia y fe; pero tambiénsignifica que el pensador cristiano no arroja la filosofía, sino que quierecultivarla y está dispuesto a reclamarla para sí. No queremos apoyarnossolamente en la autoridad de las Sagradas Escrituras, dice Agustín (
De Civ.Dei 
XIX, 1), sino también en la razón general humana (ratio); esto «en atencióna los no creyentes. Naturalmente, no será la razón nuestro único guía. Lafilosofía que en otros contextos históricos aplica generalmente las solas fuerzasde la razón a los magnos problemas en torno al mundo, al hombre y a Dios, seda la mano en este período con la fe religiosa, y la fe religiosa con ella,fenómeno espiritual que por lo demás se repite en este ámbito histórico aun enlas filosofías arábiga y judía. La síntesis de fe y saber en el pensamientomedieval tiene como presupuesto explicativo la realidad de una unidadideológica. Sobre esta base descansa el espíritu de esta gran época y nada lacaracteriza mejor que esta unidad.Como nunca en ningún otro período de la historia espiritual de Occidente,vive aquí un mundo entero en la seguridad de sus ideas sobre la existencia deDios, su sabiduría, poder y bondad; sobre el origen del mundo, su orden ygobierno pleno de sentido; sobre la esencia del hombre y su puesto en elcosmos, el sentido de su vida y las posibilidades de su espíritu para entender elser del mundo y para la orientación de la propia existencia; sobre su dignidad,su libertad y su inmortalidad; sobre los fundamentos del derecho, cauceracional del poder estatal y sobre el sentido de la historia. Unidad y orden sonlos signos del tiempo. Mientras la edad moderna se pregunta por la posibilidaddel orden y de la ley y cómo pueden realizarse, aparece aquí el orden comoalgo de suyo evidente y natural, y queda sólo la tarea de conocer sus líneas y
 
estructura. Después de algún que otro paso inseguro al principio de la erapatrística, la edad media da con su propio itinerario, y mantiene firme esta líneahasta su final histórico. No puede caber duda de que tan grandiosa unidad sedebió a la virtud de la religión cristiana. Si alguna vez, fue ahora cuando secumplió con toda verdad el dicho de Jaspers de que «la religión es la que harealizado en el pasado el orden más estable y rico de contenido; la religiónayudada luego por la razón, no ejerciendo una guía directa, sino a través dehombres creyentes, mediante su seriedad y constancia».
¿Filosofía o teología?
Es bien explicable la pregunta que ante este hecho hasurgido espontánea en muchos espíritus, a saber, si tendremos auténticafilosoa donde el logos no reina como absoluto señor, sino que se dejaconducir por la religión; pues en tal caso parece que todo tiene que estar predeterminado como tantas veces se ha repetido. No le quedarían ya a lafilosofía problemas que resolver cuando se los dan ya resueltos, resueltos por la fe: la filosofía habría de sustentarse sobre el plano de la fe. Sobre esa basetuvo que desenvolverse el filósofo y muchas veces no hizo éste más que servir a la fe, prestándole defensas, apoyos, esclarecimientos, análisis y síntesiscientíficas. «La filosofía sierva de la teología», fue la frase que se repitió una yotra vez, citando a san Pedro Damiano (
 phílosophia ancilla theologiae
), paracaracterizar esta época. Una filosofía, en una palabra, no exenta de prejuicios ypresupuestos; y por ello aparecerá problemático que se pueda en generalhablar de auténtica filosofía en la edad media.
Vida filosófica
. En este modo de enjuiciar la edad media hay mucho desimplismo y de prejuicio indiscriminado. Es hijo de un tiempo en el que semiraba a la edad media como la edad de «los siglos oscuros», sin ver más enella. Por estas fechas, poco tenía que decirnos la historia de la filosofía sobreesta época. Hoy, merced a los trabajos de investigación de Denifie, Ehrle,Baeumker, M. de Wulf, Grabmann, Mandonnet, Gilson, Koch, etc., sabemosque las realizaciones filosóficas del medievo fueron más vastas, más vitales ytambién más individuales de lo que en tiempos anteriores se supuso. En vez de juzgar a carga cerrada con juicios ya hechos y vulgarizados, hubiera sido mejor acudir a las fuentes impresas e inéditas, y en este estudio serio se hubierapercibido en seguida el hecho de que el hombre medieval supo efectivamenteenfocar los problemas específicamente filosóficos desde puntos de vista y conmétodos estrictamente filosóficos.
Libertad espiritual 
. Es también un hecho que para el hombre medieval elpensar y el investigar filosófico fue fundamentalmente libre. Inocencio III decidióen favor de la convicción personal y su libertad la cuestión de si un creyente,por razón de un mejor conocimiento de la cosa, podía negar su asentimiento almandato de un superior: «Todo lo que no se ajusta a la convicción personal(fe), es pecado (
Rom
14, 23), y lo que se hace contra conciencia, edifica parael infierno. No se puede obedecer al juez contra Dios, y se debe antes dejar que caiga sobre sí la excomunión.» Esta decisión del papa fue incorporada alcódigo eclesiástico (
Corp. iur. can
. rt, 286, cf. Richter-Friedberg). De acuerdocon ello ha enseñado santo Tomás, y con él multitud de escolásticos, que unexcomulgado por falsos motivos debe preferir el morir en la condena aobedecer a una disposición del superior que, según su conocimiento de laverdad del asunto, es errada, «porque lo contrario sería contra la propiapersonal veracidad» (
contra veritatem vitae
), que no debe traicionarse ni por razón de un posible escándalo (
In IV Sent 
. dist. 38, expos. text. in fine). No es
 
esto nada sorprendente, sino aplicación de la vieja doctrina sobre la concienciaerrónea, que está el hombre obligado a seguir, doctrina que equivalía en elfondo a sancionar la interna libertad de la persona.
 Ausencia de prejuicios
. Pero si de hecho el hombre medieval hizo un usoparco de su libertad, si realmente siguió en ancha medida las presuposicionesde su propia concepción del mundo y de la opinión pública, no fue ello, contodo, como por fuerza de una presión ejercida desde fuera sobre su espíritu ysobre su libertad, sino simplemente porque lo que a nosotros nos parece hoyun prejuicio, no lo miró él realmente como tal. Hubo indudablemente prejuiciosen su concepción del mundo y en su religión. Pero recriminar por ello a la edadmedia y a su filosoa lo procedería si nosotros nos viéramos hoyenteramente limpios de esa mancha y nos pusiéramos efectivamente a filosofar sin prejuicios. Muchos así lo han creído de sí mismos. Cuando en el primer tercio de nuestro siglo se miró esta misma creencia como un prejuicio, seprodujo un movimiento de péndulo en sentido contrario y se cayó en unrelativismo universal, desesperando de la posibilidad de una superación de losprejuicios. Se hizo de la necesidad virtud y se proclamó la aceptación de esamisma impotencia como prueba de seriedad y carácter. Zaherir a la edadmedia por esclava de prejuicios resulta en estas circunstancias ciertamenteparadójico.La verdad está en el medio. En realidad una total ausencia de prejuicios jamás se ha dado. Queda como ideal y meta, y hacia ella se ha de tender por amor a la verdad. Y esta tendencia no ha faltado en los pensadores de la edadmedia. También ellos quisieron liberarse de los propios errores e ilusiones yabordar la verdad objetiva en sí misma. Quién haya andado más lejos en estecamino sólo lo dirán los siglos venideros. En todo caso tenemos razón para ser cautos en el subestimar la edad media, pues cada vez sabemos más que elhombre moderno en su pensar y en su sentir es muchas veces más medievalque la llamada edad media. También el filósofo moderno es hijo de su tiempo ycae también en ocasiones bajo las ruedas del destino, aparte de que la historiade la filosofía puede situar a cada filósofo en su encasillado temporal, y noprecisamente por razones puramente extrínsecas a su pensamiento.Lo que queda, pues, es la tendencia y esfuerzo constantes. Y esto loencontramos también en el pensador medieval, y por esto es su pensamientouna auténtica filosofía.
Significado de la filosofía medieval
La actual filosofía vive en la edad moderna, y se siente a si misma comoalgo distinto y realmente nuevo. ¿Habrá perdido la filosofía medieval todo susignificado? En modo alguno. Por un lado el medievo es el puente entre laantigüedad y la edad moderna. No sólo ha copiado los antiguos códices; nosólo nos ha conservado con ello el saber y el arte de la antigüedad. Tambiénha conservado en sus escuelas la continuidad de la problemática filosófica.Temática tan importante y fundamental como la que gira en torno a losconceptos de substancia, por ejemplo, de causalidad, de realidad, de finalidad,de universal e individuo, de sensible y mundo fenoménico, de entendimiento yrazón, alma y espíritu, mundo y Dios, no se reedita en el tiempo del humanismoy renacimiento en directo enlace con la antigüedad, sino que le es transmitida ala filosofía moderna a través de la edad media. No es posible leer a Descartes,
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