estructura. Después de algún que otro paso inseguro al principio de la erapatrística, la edad media da con su propio itinerario, y mantiene firme esta líneahasta su final histórico. No puede caber duda de que tan grandiosa unidad sedebió a la virtud de la religión cristiana. Si alguna vez, fue ahora cuando secumplió con toda verdad el dicho de Jaspers de que «la religión es la que harealizado en el pasado el orden más estable y rico de contenido; la religiónayudada luego por la razón, no ejerciendo una guía directa, sino a través dehombres creyentes, mediante su seriedad y constancia».
¿Filosofía o teología?
Es bien explicable la pregunta que ante este hecho hasurgido espontánea en muchos espíritus, a saber, si tendremos auténticafilosofía donde el logos no reina como absoluto señor, sino que se dejaconducir por la religión; pues en tal caso parece que todo tiene que estar predeterminado como tantas veces se ha repetido. No le quedarían ya a lafilosofía problemas que resolver cuando se los dan ya resueltos, resueltos por la fe: la filosofía habría de sustentarse sobre el plano de la fe. Sobre esa basetuvo que desenvolverse el filósofo y muchas veces no hizo éste más que servir a la fe, prestándole defensas, apoyos, esclarecimientos, análisis y síntesiscientíficas. «La filosofía sierva de la teología», fue la frase que se repitió una yotra vez, citando a san Pedro Damiano (
phílosophia ancilla theologiae
), paracaracterizar esta época. Una filosofía, en una palabra, no exenta de prejuicios ypresupuestos; y por ello aparecerá problemático que se pueda en generalhablar de auténtica filosofía en la edad media.
Vida filosófica
. En este modo de enjuiciar la edad media hay mucho desimplismo y de prejuicio indiscriminado. Es hijo de un tiempo en el que semiraba a la edad media como la edad de «los siglos oscuros», sin ver más enella. Por estas fechas, poco tenía que decirnos la historia de la filosofía sobreesta época. Hoy, merced a los trabajos de investigación de Denifie, Ehrle,Baeumker, M. de Wulf, Grabmann, Mandonnet, Gilson, Koch, etc., sabemosque las realizaciones filosóficas del medievo fueron más vastas, más vitales ytambién más individuales de lo que en tiempos anteriores se supuso. En vez de juzgar a carga cerrada con juicios ya hechos y vulgarizados, hubiera sido mejor acudir a las fuentes impresas e inéditas, y en este estudio serio se hubierapercibido en seguida el hecho de que el hombre medieval supo efectivamenteenfocar los problemas específicamente filosóficos desde puntos de vista y conmétodos estrictamente filosóficos.
Libertad espiritual
. Es también un hecho que para el hombre medieval elpensar y el investigar filosófico fue fundamentalmente libre. Inocencio III decidióen favor de la convicción personal y su libertad la cuestión de si un creyente,por razón de un mejor conocimiento de la cosa, podía negar su asentimiento almandato de un superior: «Todo lo que no se ajusta a la convicción personal(fe), es pecado (
Rom
14, 23), y lo que se hace contra conciencia, edifica parael infierno. No se puede obedecer al juez contra Dios, y se debe antes dejar que caiga sobre sí la excomunión.» Esta decisión del papa fue incorporada alcódigo eclesiástico (
Corp. iur. can
. rt, 286, cf. Richter-Friedberg). De acuerdocon ello ha enseñado santo Tomás, y con él multitud de escolásticos, que unexcomulgado por falsos motivos debe preferir el morir en la condena aobedecer a una disposición del superior que, según su conocimiento de laverdad del asunto, es errada, «porque lo contrario sería contra la propiapersonal veracidad» (
contra veritatem vitae
), que no debe traicionarse ni por razón de un posible escándalo (
In IV Sent
. dist. 38, expos. text. in fine). No es
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